jueves, 19 de noviembre de 2009

¿Religión en la enseñanza pública?

El tema de la impartición de clases de religión en los colegios públicos es una cuestión que cada vez genera más y más polémica.

Personalmente, creo que a veces es necesario recordarle a mucha gente que España es un país laico y aconfesional, y que el hecho de que la Constitución reconozca y acepte las creencias religiosas de la mayoría de la población (catolicismo), ello no implica en absoluto que sea ésta la religión oficial del Estado.

Como afirma la Constitución en su artículo 16, sobre la libertad ideológica y religiosa “1 Se garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y las comunidades, sin más limitación en sus manifestaciones, que la necesaria para el mantenimiento del orden público protegido por la ley. (…) 3 Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones”.

Por eso, no entiendo que se mezcle el ámbito religioso con el educativo, algo muy frecuente en nuestra sociedad que se continúa dando incluso después de la transición democrática y la promulgación de la Constitución de 1978.

Dejando de lado las instituciones privadas, en cuya gestión no me voy a meter puesto que este carácter privado les confiere independencia frente al Estado, ¿por qué se imparte religión en la enseñanza pública (teóricamente laica)? Y lo que me hace más gracia de todo, bajo el carácter de asignatura “voluntaria”, lo que entrelíneas revela que se la trata de catalogar como una muestra de tolerancia y pluralismo democrático.

¿Por qué los alumnos que no profesamos el catolicismo estamos obligados a dar una asignatura (cómo sea que la llamen ahora… en mis tiempos se conocía como “Alternativa a la religión”, qué originales) que, siendo realistas, únicamente sirve para perder el tiempo? O poniéndonos en otro caso… si los alumnos católicos tienen derecho a una enseñanza religiosa, ¿por qué no van a tener derecho a recibirla los que profesan una religión distinta al catolicismo? Pero hasta donde yo sé, no tengo conocimiento alguno de que en los centros públicos se haya propuesto ofrecer más variedad de doctrinas religiosas.

Por no hablar del sueldo de estos profesores, que lo paga El Estado, sirviéndose de los impuestos de todos los ciudadanos. ¿Y por qué se han de pagar también con las rentas de los que no somos católicos? Tampoco está de más destacar el hecho de que es la Conferencia Episcopal quien propone (por no decir impone) a los centros los profesores que impartirán su disciplina, interfiriendo así en la educación. Y luego está el tema de los colegios comúnmente llamados “concertados”, en su mayoría católicos, que cuentan con gran parte de presupuesto público, y además se consideran de “mayor prestigio social”, desacreditando la enseñanza pública. Menos mal que en el supuesto teórico, corresponde solo al Estado y a los servicios públicos la gestión de la educación de los ciudadanos con las rentas que estos pagan. Pues visto así no parece un sistema muy coherente, y mucho menos igualitario para todos.



Así que, siendo contundente y clara, en mi opinión, quien quiera dar religión, perfecto, que se matricule en un colegio católico privado (¿por qué el Estado tiene que subvencionar la mayoría de los colegios católicos?), o que vaya a la Iglesia a recibir clases de catecismo. Pero creo que seguir mezclando religión y educación, alcanzado ya el siglo XXI, en un país que constitucionalmente es democrático es un grave error que además lleva a muchos malentendidos y equívocos. La Iglesia hace ya mucho tiempo que está desvinculada del Estado, por tanto esta intrusión en la educación queda totalmente fuera de lugar.

2 comentarios:

  1. muy bien hijita, pero eso va en contra de la iglesia catolica, podras ser perdonada si rezas 7 aves marias y 3 padres nuestros

    xDD

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  2. lau..te has quedado a gusto! jajajja

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